Victorino Polo García
Victorino Polo es Catedrático Emérito de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia. Nacido en tierras albaceteñas el 10 de marzo de 1938, enseguida su familia abandonaría La Mancha para trasladarse a Soria. Habrían de ser los paisajes castellanos, aquellos que abrigan el nacimiento del río Duero, los que forjarían su carácter y marcarían su vida desde la más tierna niñez. En plena juventud, con apenas veinte años, Victorino recaló en nuestra Región, y desde entonces lleva más de medio siglo dedicándose a la docencia y a la difusión de la cultura. Personaje controvertido, es capaz tanto de inspirar fervorosas admiraciones en unos, como de despertar en otros sentimientos de profunda y visceral discrepancia. Como pasara con el gran Francisco Umbral, al que muchos (lamentablemente) sólo han conocido a propósito de aquel televisivo berrinche que terminó en popular chascarrillo —o como también sucediera con el excepcional Fernando Fernán Gómez—, tampoco falta aquí quien se empeña en recordar al profesor Polo por una anécdota burda; en concreto, por la pública y monumental refriega en la que un día se enzarzara con el escritor Arturo Pérez Reverte. Pero lo cierto es que Victorino Polo ha hecho mucho y bueno por la cultura de nuestra Región, y en concreto, en lo relativo a la literatura. Entre los años ochenta y noventa hizo desfilar por la Universidad de Murcia, ante la admiración —y la lógica envidia— de toda la comunidad universitaria española, a lo más granado de los escritores hispanoamericanos y a diversos Premios Nobel de la Literatura, como Camilo José Cela, Octavio Paz y José Saramago. Los doctores honoris causa por la Universidad de Murcia Ernesto Sábato y Mario Vargas Llosa fueron apadrinados por Victorino Polo García. Fue coordinador de múltiples concilios literarios, congresos, seminarios y encuentros de trascendencia internacional por los que pasaron centenares de escritores de primerísima fila. Desde la mítica revista oral Zauma que, en la década de los setenta congregó a poetas de toda condición (tanto a los panochistas como a los investigadores más sesudos), nuestro emérito profesor siempre ha desempeñado un papel inestimable en las relaciones entre la Universidad y la sociedad murciana. Su singularidad personal se hace extensiva a su excepcional trayectoria académica: desde la Escuela Primaria, tutelado por su propio padre y posteriormente en el Instituto y la Escuela de Magisterio de Albacete, hasta llegar a la Universidad de Murcia, en la que alcanzó la Licenciatura en Filología Románica, disfrutando de una beca del Ministerio de Educación. Fueron los años gloriosos en la Facultad, en los que tuvo como maestros a Don Ángel Valbuena, a Don Manuel Muñoz Cortés o al profesor Don Mariano Baquero Goyanes. Con éste último realizaría su Tesina (sobre el sistema narrativo de Camilo José Cela) y su Tesis Doctoral (en torno a la poesía romántica y la soledad), resultando laureado en ambas titulaciones con los Premios Extraordinarios de Licenciatura y de Doctorado. Pero si hay algo insólito en el currículum académico del profesor Polo es el número de oposiciones logradas con plaza en diversos cuerpos docentes, que ascienden ¡a seis! y son, cronológicamente, las siguientes: Maestro Nacional de Enseñanza Primaria (Murcia, 1961), Profesor Agregado de Institutos Nacionales de Enseñanza Media (Madrid, 1966), Catedrático de Institutos Nacionales de Enseñanza Media (Madrid, 1967), Profesor Adjunto de Universidad (Madrid, 1973), Catedrático de Escuelas Universitarias (Madrid, 1980) y Catedrático de Universidad (Murcia, 1987).
En el plano de la creación literaria, Victorino Polo es autor de una obra poética verdaderamente estimable. En la Historia de la Literatura Murciana, los profesores Francisco Javier Díez de Revenga y Mariano de Paco señalaban que la suya es una poesía que canta el mundo bien hecho en el que el poeta se encuentra, con sensibilidad hacia la naturaleza, hacia el paisaje, expresado todo con una cuidadísima retórica, en la que lo formal —tan descuidado en otros poetas— está impecablemente conseguido.
Entre sus libros publicados destacan Humano vivir (1982), que es una especie de cosmogonía personal; El sol descenderá (1983), sentimental y humano; y Orquídeas (Elegías y cantos de frontera) (1986). En 1992 publicó una recopilación bajo el título genérico de Poesía.