Marcha fúnebre de violín
Antonio Cano Gómez
Un asesinato siempre perturba a la comunidad donde se produce. Pero si esa comunidad es un pueblo pequeño (Alborada, en Albacete), si todo el mundo anda nervioso por las inminentes elecciones de 1982 y si, para añadir más estupor al crimen, el asesinado es el cura de la localidad, la conmoción adquiere rango de tragedia griega.
Todos los interrogados por el comisario Galván y su ayudante parecen tener algo grave que ocultar: el alcalde, la joven Lucía, el rancio don Tristán, una vieja profesora amargada, un antiguo comunista que espera el triunfo electoral de la izquierda… Todos, sin excepción, guardan secretos; e incluso algún cadáver (nada metafórico) enterrado en el ayer.
Con hábil manejo de la intriga, Antonio Cano Gómez nos conduce a través de una trama que solamente al final nos desvelará sus sorprendentes pliegues.